Resumen |
En todas las conversaciones sobre cine y literatura, siempre surge un alma cándida que piensa que el vampiro, personificado en la figura del Conde Drácula, fue una invención del escritor irlandés Abraham “Bram” Stoker. Pese a que, en efecto, fue el escritor que popularizó al inmortal bebedor de sangre que traza sus planes a lo largo de los siglos, no fue en modo alguno el creador del mito. De hecho, y como es bien conocido, para la creación del personaje se basó en Vlad Draculea, también llamado Vlad Tepes o, macabramente, Vlad “el empalador” que fue Príncipe de Valaquia y que vivió entre los años 1431 y 1476 en el actual sur de Rumanía. Su reinado de terror y su famosa crueldad contuvo una y otra vez a los otomanos que cercaban su reino dispuestos a aplastarle. Rodeó su reino con entre 40.000 a 100.000 hombres empalados (según las fuentes que se consulten) para minar la moral de sus adversarios. Y lo logró. |